Add parallel Print Page Options

Cuando Judas, el traidor, se dio cuenta de que iban a condenar a muerte a Jesús, arrepentido y adolorido corrió a donde estaban los principales sacerdotes y funcionarios judíos a devolverles las treinta piezas de plata que le habían pagado.

―He pecado entregando a un inocente —declaró.

―Y a nosotros ¿qué nos importa? —le respondieron.

Entonces arrojó en el templo las piezas de plata y corrió a ahorcarse.

Read full chapter